viernes, 31 de octubre de 2014

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Modelos de gestión anacrónicos, desequilibrios entre ingresos y egresos y ausencia de transparencia en el manejo institucional. En estos últimos 12 años el fútbol ecuatoriano ha logrado éxitos deportivos nunca antes vistos a nivel internacional, tanto con selecciones como con clubes. También se observa un importante crecimiento económico en el fútbol nacional: mientras la economía nacional crece a una tasa promedio en los últimos cuatro años a un ritmo del 5%, la del fútbol lo ha hecho al 8%. Sin embargo de esta realidad deportiva y económica, en el ámbito administrativo y financiero de los clubes se observa una situación compleja: modelos de gestión anacrónicos, desequilibrios entre ingresos y egresos, y ausencia de transparencia en el manejo institucional, conjunto de elementos que han puesto en riesgo el sistema organizativo de este deporte. Este tránsito empieza en la década de los noventa, en el marco del proceso de globalización. Allí están la modificación de los torneos nacionales relacionados a la apertura de los mercados de futbolistas (Febrero, Junio) y la definición de las fechas FIFA), que son parte de la constitución de un mercado unificado de futbolistas (pie de obra), de los clubes (unidades empresariales) y de torneos a nivel mundial (mercado). La nueva lógica del fútbol bajo una economía unificada, exige que los clubes –a través de la modalidad de gestión que sea- generen las condiciones de "competitividad" y no solo de "competencia", partiendo de la reinvención de sus marcos institucionales, porque, caso contrario, el fútbol y los clubes que lo practican, pueden quedar históricamente rezagados. De allí también nace la inflación del costo de los futbolistas: el precio internacional fija la base del jugador nacional y los nuevos actores paralelos (fideicomisos, grupos empresariales) y mediadores (empresarios deportivos, marketing) tienden a incrementar el precio y, sobre todo, a que los clubes se descapitalicen. De esta manera, los clubes pierden patrimonio, los grupos empresariales obtienen utilidades y las dirigencias inflan presupuestos, porque deben obtener resultados deportivos de manera inmediata, debido a la presión de su historia, de sus hinchas y de los medios de comunicación. Por ello la salida estructural que se perfila, nada fácil, proviene de la necesidad de modernizar el fútbol nacional, sobre la base de tres elementos interrelacionados: modelos de gestión modernos, presupuestos equilibrados y transparencia administrativa. (Fernando Carrión Mena)